Ánimus en el latín traduce para nosotros soplo; el mismo sentido de la palabra "ánima" que puede llegar a nosotros como "alma" aquello que para los griegos antiguos era una palabra igual para referirse a la "vida". Decir que estamos en un estado de ánimo es una declaración profunda: es igual que decir que estamos viviendo un "estado de vida" un "estado del alma". En otras palabras, que mi vida, mi alma, se está sintiendo de una u otra manera. Los estados de ánimo, son estados de la vida; sí, de la vida entera de una persona. Podemos estar viviendo en la felicidad y la plenitud; pero también y más común, desde la rabia, la tristeza, el miedo o la vergüenza, entre muchos otros. Son estados que nos atrapan y nos condicionan sin que nos demos cuenta y nos conviertan en personas que no siempre nos satisface ser. Incluso podemos decir que no tenemos un estado de ánimo sino que ese estado nos tiene a nosotros. Al capturar nuestra alma, nos captura por completo. Vivimos desde ese estado de ánimo, opinamos desde él, creemos desde él y operamos desde él. Se ha vuelto común, por ejemplo, escuchar a la depresión como un estado anímico muy popular, incluso entre niños y jóvenes. Un estado de tristeza profunda, ubicado en la otra esquina, allá al otro lado de la realización personal. No es casualidad que la palabra depresión se pueda entender como "oprimir hacia abajo" y eso parece ser un estado nada bonito de vivir.
Para el mundo occidental en el que vivimos hay unas emociones que se ha vuelto obligación alcanzar como la de -aparente- felicidad; pero por otra parte, otras son más bien prohibidas, como por ejemplo la tristeza. Si estás triste, no está bien, vamos a salir de esa tristeza! nos vamos al cine o al centro comercial o tomarnos una cerveza. Ya verás como votamos lejos esa tristeza!! es como si no diéramos lugar a estas grandes maestras que sólo quieren mostrarnos algo importante de nosotros que es necesario observar.
Sin embargo, si nos detenemos con cuidado a observar las emociones y ponemos un poco de honestidad sobre la mesa, es muy posible que podamos entrar en un mundo de aprendizaje profundo que esté buscando revelarse en nuestra realidad para manifestar algo que está siendo importante para nosotros y que no le estamos prestando la atención suficiente. Si no fuera por el miedo, quizá la raza humana se hubiese extinguido (nadie habría salido a correr frente al ataque de un depredador). Cada emoción trae algo para el ser humano y si no se le escucha, se puede volver un estado de ánimo y luego incluso un síntoma reflejado en alguna parte de nuestro cuerpo.
El coaching ontológico, consciente de la gran riqueza del mundo emocional, nos puede ayudar a identificar correctamente nuestras emociones y los estados de ánimo que puedan estar gobernando nuestra operación en la vida y, luego de reconocerlos, tomar el mensaje que quieren entregarnos para ayudarnos a subir un nivel de conciencia y encaminarnos a una mejor versión de nuestro ser interior y exterior; al estado de equilibrio y paz interior que todos buscamos encontrar para relacionarnos de mejor manera con el mundo y las demás personas; con nuestro trabajo, con nuestros objetivos de vida.
El coaching ontológico puede ser una maravillosa herramienta que permite a las personas cruzar la hermosa puerta al lugar del estado de equilibrio y realización personal, logrado desde el aprendizaje atento de esa sabiduría emocional.
Commenti