Los seres humanos somos hermosamente complejos e integralmente honestos. Sí, sí; me refiero a que no tenemos otra forma diferente de existir, así -consciente o inconscientemente- nos empeñemos en hacer (o ser) otra cosa. Es por esto que cuando no somos fieles a nuestro honesto lugar en el mundo, ese que además nos acerca a nuestra verdadera realización personal, nos descuadramos también integralmente; nuestra emocionalidad no es tan confortable, nuestro cuerpo expresa algunos síntomas más o menos visibles e incómodos, nuestra expresión cambia. El brillo de la vida se ve alterado; a veces decimos que la vida se nos pone a cuadros.. ¿qué realmente está pasando con nosotros?
Para cada uno de nosotros hay una forma diferente de expresar o un "darnos cuenta" de que algo anda mal y que algún ajuste está siendo necesario en nuestra vida si es que queremos recuperar ese brillo vital. Sea una enfermedad, un estado emocional, un constante choque contra las circunstancias de la vida, un accidente, un continuo resultado insatisfactorio -algo así como un karma-, todo es un lenguaje de la vida que busca ayudarnos a encontrarnos honestamente con nosotros mismos y nuestra mejor versión.
Iniciamos esta serie de nuevas entradas del blog introduciendo algunas formas en las que el coaching ontológico puede darnos una mano con los procesos de aprendizaje profundo que nos pueden ayudar a cambiar la perspectiva del mundo que vemos y con ello encontrar definitivamente resultados diferentes de nuestros esfuerzos, los cuales también, a menudo, son reorientados. Echaremos un vistazo a cómo este coaching nos ayuda a transformar nuestros estados emocionales, nuestras relaciones personales en cualquier escenario, nuestras creencias más profundas de las cuales tan poco somos conscientes, los miedos que nos gobiernan, incluso puede ayudarnos con nuestra salud. Muchas veces lo que la vida quiere es simplemente que ¡veamos! si, ¡así de simple! y cuando lo logramos descubrimos un nuevo mundo en el que nos sentimos mucho más confortables y seguros y desde el cual nuestra mejor versión emerge y una vez tomado el aprendizaje, el maestro (el síntoma, la emoción, la creencia...) ya puede volver tranquilo a su origen y dejarnos continuar viviendo más satisfactoriamente en un nuevo nivel de conciencia.
La felicidad es nuestro destino y la honestidad es el camino, el coaching nos ayuda a ver de esa manera; es algo que difícilmente se logra hacer en solitario... empecemos pues con nuevas entradas que nos permitan ir entiendo y viendo cómo es que el coaching apoya en cada espacio de la vida humana...
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